BMW presentó en el Salón de Colonia de 1980 la R 80 G/S, que inauguró una categoría de motos, las maxitrail, a la que muchos otros fabricantes se lanzaron de inmediato, Y 43 años después lanza la R 1300 GS, que redefine la categoría.
El concepto de moto trail llevaba en el aire mucho tiempo, aunque se atribuye el mérito de su invención a Yamaha con la XT 500 de mediados de los ’70. Hablamos de un tipo de moto ligera y ágil, que permite recorridos sencillos por campo a la vez que desplazarse por carretera con cierta soltura.
A la XT 500 de Yamaha se unieron otras marcas en una nueva categoría de “moto para todo”, que acababa en manos de viajeros por territorios remotos, de quienes no querían pararse cuando se acababa el asfalto, o de los que buscaban en una única moto tanto un transporte urbano como un vehículo de viajes.
En el otoño de 1980, BMW llevó al Salón de Colonia una moto que representaba el siguiente escalón, que se terminó llamando maxitrail. Al montar su motor bóxer, en versión de 50 CV, permitía unas velocidades en carretera impensables para las trail monocilíndricas que se comercializaban hasta el momento. La transmisión por cardán simplificaba el mantenimiento, y su capacidad de carga la convirtió en la favorita de los grandes viajeros. En definitiva, hacía honor a su nombre en alemán: G/S, Gelände (campo) y Strasse (calle).
Tuve la suerte de probar una de aquellas primeras 80 G/S en su momento, y aun recuerdo la sensación de, con la misma moto, cruzar la ciudad de Madrid, salir por autovía a buen ritmo, disfrutar de su agilidad en una carretera de montaña, hacer un tramo de pista de tierra y regresar a casa. Con el resto de las motos de la época, eso era imposible.
La competencia no tardó en unirse al nuevo segmento de las maxitrail, con motos tan estupendas como las Honda Africa Twin, Yamaha SuperTenere, Triumph Tiger y KTM SuperAdventure.
Hace un par de meses publiqué una entrada referida al incremento de peso y dimensiones de los coches en los últimos años, y sus consecuencias. Viene a cuento recordarla porque la evolución de estas maxitrail ha ido por ahí. Esa evolución aumentó sus prestaciones y equipamientos, que las iban convirtiendo en grandes, pesadas y voluminosas. No olvidemos que de los 50 CV de las R 80 G/S de 1980 se paso pronto a superar la barrera de los 100 CV, y algo después la de los 125, con lo que supone de reforzar bastidor, suspensiones, transmisión, frenos, etc., hasta situar el peso en vacío peligrosamente cerca del cuarto de tonelada.
Es cierto que el peso de una moto no es todo lo que condiciona su manejabilidad, sea en parado o en marcha; se debe considerar también su ubicación y su reparto. Sin embargo, no podemos olvidar lo que significa el peso en una moto viajera por los agravantes: añadamos dos maletas más su carga, y un cofre o al menos una bolsa de viaje, cuando no ambos. Y hasta una bolsa más encima del depósito. Y el viajero o viajeros, convenientemente equipados, pierden agilidad por el peso y limitaciones de su ropa, llena de rodilleras, coderas, espalderas, hombreras y elásticos siempre insuficientes.
Este círculo vicioso es el que en definitiva me alejaba de las maxitrail, al concebirlas como poco manejables, y casi nada urbanas, motos que se deben manejar, hasta maniobrando en parado, con mucha atención. Junto con el precio, ese es el motivo por el que tengo una F 750 GS, el escalón inmediatamente inferior. Hasta ahora, porque la nueva R 1300 GS ha cambiado el rumbo.
En este final de 2023 se inicia la venta de la nueva generación de GS, y lo que más se destacó hasta su presentación dinámica a la prensa era que el peso había bajado de 249 a 237 kilos respecto a la anterior generación, una reducción que no llega al 6%. Por su lado, los comunicados de la marca centraban las novedades también en conceptos como compacidad, manejabilidad y suavidad en la entrega de potencia.
Por cuestiones que no vienen al caso, disfruté de cuatro unidades distintas de la primera serie de R 1300 GS antes de la presentación a los medios, con las que recorrí casi 3.000 kilómetros en prácticamente todo tipo de circunstancias, siempre, eso sí, por carretera.
Ya desde parado me llamó la atención la facilidad de manejo, por la combinación de depósito estrecho, asiento bajo y manillar ancho. Esos puntos, más la suavidad cremosa del motor hacen fácil su uso urbano. Y el tacto del motor, extremadamente lineal, es una delicia tanto en carreteras de curvas como en autovías.
Aunque no deja de ser una moto voluminosa, el hecho de sentarse algo más bajo de lo que se espera, con las piernas cerradas y cerca de un manillar ancho, hacen que uno sienta que tiene el control. No hay reacciones de la transmisión al acelerar ni al frenar, y la nueva suspensión delantera no sabe qué es eso de hundirse en las frenadas.
Más allá de estas ventajas en cuestiones técnicas, encontré otros puntos en la nueva R 1300 GS sobre los que me surgieron dudas. Y dado el carácter pionero de BMW en la aplicación de algunas tecnologías a las que voy a hacer mención, extrapolo mis dudas a todas las marcas que las utilizan.
El primero es el cuadro de instrumentos digital, de aspecto externo igual al de mi F 750 GS, solo que con más funciones. Evidentemente una de las ventajas de estas pantallas respecto a los cuadros analógicos es que pueden ofrecer mucha más información al usuario, solo que a base de moverse por menús, lo que implica que solo se ve cada vez una parte de esa información, y que el usuario ha de recordar cómo moverse por los menús, y además hacerlo.
Esta práctica ya es habitual en los coches; a su uso en las motos se le añade la dificultad de que el piloto ni va cómodamente recostado en un asiento, ni tiene equilibrio intrínseco, ni debe soltar demasiado el manillar. La conclusión es que no siempre encuentra uno la información que busca, o que simplemente decide escoger una determinada pantalla y no arriesgarse a una distracción para encontrar algún dato adicional.
Otro punto a discutir se basa igualmente en la ergonomía, relacionada en este caso con el manejo de las muchas funciones que permite la tecnología actual. La nueva R 1300 GS incorpora de serie o como opción ventajas como la calefacción de asiento y puños (ambas independientes entre sí y con tres niveles de intensidad), el parabrisas de altura regulable, el control de crucero activo, los reglajes de suspensión (de precarga e hidráulicos) y las configuraciones de motor.
Todos estos elementos ofrecen indudables ventajas al usuario, y lo comprobé en el uso práctico, al adaptar cada una de ellas a mi gusto, a mi estatura y a las condiciones de uso de cada día y cada carretera. Pero se manejan todas desde las piñas del manillar, que tienen límites de tamaño, lo mismo que la memoria del piloto o la capacidad de movimiento de sus dedos. Si sumamos a esto que, por seguridad, algunas funciones no se pueden modificar en marcha, concluimos que no es tan fácil sacarle todo el partido a estas funciones.
Sí que fui capaz de regular a mi gusto y en cada momento la altura del parabrisas y la temperatura de los puños, y que no lo conseguí con la del asiento. Y recordé regular el régimen de corte de encendido, así como las vueltas a las que se enciende la luz que recuerda que debo cambiar de marcha, antes de arrancar. Pero se me hacía incómodo conectar y desconectar el control activo de crucero.
A este respecto preveo un incidente con algunos usuarios: el funcionamiento de este control se basa en la información suministrada por un radar de onda micrométrica ubicado en el frontal, justo por encima del faro de LEDs, y oculto tras una placa de plástico gris algo fea, que alguno intentaré embellecer o, al menos, disimular, con un adhesivo o algo de pintura. Y, con ello, dificultará la lectura del radar, por lo que el sistema pasará a modo de emergencia con el consiguiente aviso al usuario en la pantalla, y la posterior visita alarmada al concesionario. Menos mal que todo se arreglará quitando el adhesivo.
Más allá de estos inconvenientes propios de la adopción temprana de nuevas tecnologías, la R 1300 GS cambia a mejor el rumbo de las maxitrail y, lo mismo que su antecesora hace 43 años, marcará el camino de los demás fabricantes.